(06 DE NOVIEMBRE, 2023) Por J. Jesús Esquivel.
Dos minutos
Washington– El presidente Andrés Manuel López Obrador tomó la decisión adecuada al no asistir a la reunión de los países que integran la Alianza de las Américas para la Prosperidad Económica.
La sesión presidida por Joe Biden, como anfitrión del evento, se puede resumir en dos hechos: una fotografía en la Casa Blanca y una declaración conjunta de buenos deseos y amistad.
Por años, este tecleador ha atestiguado reuniones hemisféricas en Estados Unidos, México, el Caribe y Sudamérica que no son más que una pérdida de tiempo y de recursos para los ciudadanos de estos países.
Que me perdone el santísimo Chamuco y que me excomulguen mis padrinos, los Hijos del Averno, pero se puso de moda llamar Cumbre a cualquier encuentro de jefes de Estado y de Gobierno cuando esas reuniones, por su importancia y contenido, no llegan ni a cerro.
La única y última Cumbre se celebró del 30 de mayo al 3 de junio de 1990 en Washington. Sí, entre George H.W. Bush, presidente de Estados Unidos, y Mikhail Gorbachev, jefe supremo de la desaparecida Unión Soviética y, aunque lo duden, me tocó cubrir tal evento siendo un imberbe y aún insignificante peón de la tecla. Vuelta a la realidad del montículo de la famosa Alianza de las Américas llevada a cabo el pasado viernes 3 de noviembre.
La presencia en la capital estadunidense de Luis Alberto Lacalle, presidente de Uruguay; Luis Abinader, de República Dominicana; Guillermo Lasso, de Ecuador; Gabriel Boric, de Chile; Rodrigo Cháves de Costa Rica; Gustavo Petro, de Colombia; Dina
Boluarte, de Perú; los primeros ministros: Justin Trudeu, de Canadá; Mia Mottley, de Barbados y en representación de López Obrador, la canciller Alicia Bárcena, con Biden tomando la batuta, se resume en dos minutos: tiempo que posaron los líderes para la fotografía en el jardín de la Casa Blanca.
La sonrisa de los participantes ante las cámaras y reporteros implicó el desperdicio de millones de dólares y de mucho tiempo que no beneficia en nada el erario de estos países que corrió los gastos.
Ante la urgencia de la devastación que dejó a su paso por Acapulco el huracán Otis, hubiese sido reprobable que el presidente López Obrador se prestara para estar unas cuantas horas en Washington simplemente para tomarse una foto al lado de sus contrapartes de la Alianza. Por suerte, todavía hay niveles y prioridades por encima de frivolidades. No había necesidad de que este puñado de líderes viajara para tomarse la fotito con
Biden. Las imágenes dicen más que mil palabras.
Luego de meterse a la Casa Blanca tras posar ante los maestros de las cámaras, en la sesión plenaria de la Alianza, Biden dedicó 20 minutos de su tiempo para decir unas palabras sobre lugares, intereses y obviedades comunes entre estas naciones.
Luego, Biden -insisto, hay niveles y prioridades- se fue a cumplir con su agenda de gobierno y los otros, bueno, terminado el fandango cada quien que se cure la cruda como pueda.
¡Ah! Olvidaba la declaración conjunta de la Alianza. En tal documento, como se dice en este oficio de la informada, no hubo nota. Esa declaración, que se acordó y redactó días antes de la llegada a la capital estadunidense de los participantes de la foto, no era más que una lista de ideas, compromisos sin efecto y de buenos deseos.
¿Se acuerdan de la difunta ALCA? El Área de Libre Comercio para las Américas que por años en tantos cerros, montículos y lomas se discutió y negoció a costa de millones y millones de dólares del erario hemisférico y que simplemente desapareció de las noticias porque como llegó se fue. Bueno, así con esta Alianza. No servirá de nada y ni la foto en la Casa Blanca quedará archivada en los tomos sobre la historia de América Latina y el Caribe y Norteamérica.
La importancia que le dieron periodísticamente en Estados Unidos a la fotografía de la Alianza la resumo en dos titulares: Biden se reúne con líderes de América Latina para hablar de inmigración, The Washington Post. Biden habla de migración con presidentes de la región, The New York Times. Ambas notas relegadas a páginas interiores.
La canciller Bárcena que no tuvo tiempo para hablar con los ya escasos corresponsales mexicanos acreditados en Washington,
apartó un espacio en su agenda para reunirse con la junta editorial del Washington Post.
Reitero: aún hay niveles y clases sociales hasta para elegir prensa.